El Remo no ha muerto, pude oler su perfume furioso de sudor convicto, sus ojos brillaban fulgorosos iluminando los vericuetos de los caminos que aún oyen sus pasos, quise tocarlo ,mecerme en su hombro, pero se esfumaba haciendo palpitar mi corazón, oi el compañero me enseño, me sentí pequeña queriendo estar en sus piernas sostenida, parecía que el sol se ocultaba para mí, me resonaba el compañero me dijo, el compañero, ¿y yo que era, una extraña?, fuera de escena, otros colores serían mi destino…………
El torrente de mis lágrimas me cubrió, aislándome como cuando era pequeña entre estos cerros celosos, perseguidos y ahora cautivos.
Aún levito buscando el destino de estas lágrimas, acariciando los recuerdos que no son míos que ahora se que son nuestros.
Malena Camino
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