Pedro Piñones Díaz
especial para G80
Tarjeta de crédito un camino bendito para endeudarse en pascua
Después de muchos años, volví a vivir una pascua en mi pueblo, la verdad que muchos caminos de la vida y por el mundo han pisado mis pies, ya cansados de un peregrinaje casi obligado, y como decía he visto navidades de todos los colores y formas, de costumbres ancestrales, algunas encantadoras por la simpleza de los gestos que se producen por estas fechas navideñas.
Me di cuenta que en las cercanías a la fecha del nacimiento de Jesús, todos o casi todos se sienten buenos y bondadosos, el mes de diciembre viven pensando cual será la mejor forma para endeudarse vía tarjetas de créditos y sobretodo que sus hijos reciban las regalos mas costosos que los otros niños del barrio o sector, y así la vanidad va creciendo en grados superlativos, hasta que los padres empeñan hasta el alma; para que sus hijos sean felices y quedar bien con el viejito pascuero.
Y será para tanto toda esta tragedia de endeudamiento que los hará apretar más el cinturón todo el año venidero?
De que sirvió todo este peregrinar por vitrinas, de correr, de no dormir...
Los padres compran los regalos que ellos piensan que harán felices a sus hijos y ahijados, esa cena navideña, el árbol iluminados con guirnaldas y una estrella en lo alto del pino, de verdad o de plástico, da igual, esa estrella pasa finalmente desapercibida, nadie mira a lo alto, todas las miradas están a los pies de ese árbol, ahí se encuentra la felicidad, según los padres y los chicos quedaran contentos, así al menos piensan esos cansados padres que durante meses soñaron con los regalos para sus crías.
En mi pueblo vi todo esto y en varias casas que visite, mas fue por curiosidad, para ver la diferencia entre las navidades del siglo pasado y las de ahora, ya no vi caballitos de madera, tampoco palitroques de madera, muñecas muy pocas y ahora todo en sintético, no vi trompos bailarines que mirábamos con calma en el pasado, como queriendo saber que el mundo también giraba.
Todo había cambiado, porque el tiempo cambia, eso es así, tampoco quiero decir que las pascuas del pasado fueron buenas, menos las de ahora, que son diferentes, solo que se termina la fiesta se abren los regalos y queda la mansa crema de papeles, restos de dulces, tortas, restos de comida sobre la meza y finalmente la alegría y prestancia de los padres para ir leyendo las tarjetas y entregando esos ansiados regalos, que con la precipitación los chicos no tienen tiempo para decir gracias “viejito pascuero”, no, eso se termino, los tiempos han terminado con la magia de estas fechas.
En las navidades del pasado, en los barrios obreros pasaban en silencio, los chicos se acostaban para despertarse en las mañanas con su regalo bajo la almohada, había pasado el viejito, no los había olvidado, hartas fueron los promesas que le hicieron los niños al viejo, “ser obedientes, ayudar a la mama, cuidar a los más chicos y hasta de sacarse mejores notas en la escuela el año venidero”, y etc. y etc...
Era raro una cena en otros tiempos, ir a la misa del gallo y a dormir, la magia vendría con el aclarar del día, eso era lo esperado, ver un regalo, acariciarlo, soñar con él y finalmente abrirlo y correr a mostrárselo a los hermanos, después salir a jugar con los chicos del barrio, eran tiempos de alegrías compartidas, sin egoísmos, eran las navidades de nuestros campos chilenos y de las barriadas obreras, si, es cierto eran otros tiempos…
Tampoco estaba la tv azuzando a los consumidores para decirles que endeudarse, era lo mas que había, y endeudándose se pasaba a otra categoría dentro de la sociedad, y así la gente de principios de este siglo agarro papa y a hacer trabajar las tarjetas, y después vivir perseguido un año o más para pagar las deudas.
Esa alegría pasajera de la noche, y cuando esos atribulados padres pensaban que lo habían hecho muy bien, comienzan a recibir las miradas incendiarias de sus retoños, cuando abrían presurosos sus paquetes, y así va creciendo la cara de espanto de esos pobres viejos que vivieron diciembre para hacer lo mejor…
Los niños abren sus paquetes con la fuerza de un volcán desbocado y furioso, papeles de regalos tirados por todo el salón, algunas risas, muchas lagrimas porque lo que recibieron, no era lo que esperaban, y miran a sus padres como tirando fuegos por los ojos, “yo no quería esta caga”, y tiran los juguetes lejos y se van a llorar a sus camas, ellos esperaban televisores plasmas, maquinas de fotos ultramodernas, igual a esas que muestra la tele, computadores ultimas generación, soñaban con una tv 3D y hartos juegos electrónicos.
Y es ahí que la pascua se convierte en tragedia, los padres fueron “viejos cagados” que compraron puras guevadas y gastaron la platita en vinos, champagne y comida, como dicen los jóvenes, ellos comieron bien, aprovecharon la fiesta de los niños para ellos pasarla bien.
Los tiempos han cambiado sin dudas, es que los padres son responsables, si un poco, también la tv y los medios de comunicación que agobiaron con su publicidad y al final incidieron en las decisiones para comprar, que de ninguna manera era lo que sus retoños soñaban, las tarjetas de crédito no hablan, no tienen alma, simplemente sirven como aval para endeudarse y algunas veces hasta la eternidad, la sociedad construida sobre el egoísmo y el individualismo está mal, los dueños del mundo que son muy pocos, toman las decisiones de las mayorías y nosotros pobres “giles” que seguimos sus consejos, y paso la pascua, no quedo dinero para salir algunos días de vacaciones y los viejos apesadumbrados irán mascando rabia por esa pascua que será mejor no recordarla.
Vi en estas navidades chilenas en mi barrio a niños que no tocaron nada, solo algunos dulces, no vi alegría, vi pena, la crisis, los bajos salarios, la cesantía, trocaron perversamente sueños infantiles, también vi a otros niños que el día 25 paseaban por la plaza de mi pueblo grandes jeeps todo terreno con baterías, grandes autos de plásticos, como si fueran verdaderos, se paseaban con su hermana menor, si esos chicos son felices y recibieron lo que esperaban, está bien, bien por ellos.
Finalmente me di cuenta que las navidades en mi pueblo habían cambiado y no pa’ mejor, es cierto que los tiempos cambian, pero tengo derecho a interrogarme, es que será pa’ mejor?
Ya lejos se quedo la noche buena, con todas las penas, alegrías, frustraciones y deudas, tantas energías gastadas para pasar momentos felices, pero no fueron tantos como se esperaba, y mañana a rumiar y hincar el lomo para seguir laburando y cumplir mes a mes con las deudas contraídas voluntariamente en nombre de los dictados de la tv y de pensar que eso sería lo mejor para sus hijos, pero también vi en esta pascua en mi pueblo, mas frustraciones, de grandes y chicos por la calidad de los regalos y el no ‘achuntarle” los viejos los deseos de esta nueva generación?
Feliz pascua y una buena paciencia para pagar las deudas y sobretodo, trate de quemar esa famosa tarjeta de crédito, que se la han pintado como un camino fácil hacia la felicidad.
Pedro Piñones Díaz
Ciudad de Cabildo fin de diciembre 2010
dimanche 2 janvier 2011
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