vendredi 17 septembre 2010

LEVANTANDO LA BANDERA DE DOLORES

Con sus indios y sus pobres, Miguel Hidalgo dejó de ser el curita de Dolores para convertirse en prócer de la independencia de México y de Latinoamérica, uno de los Tres héroes de José Martí.

"Desde niño fue el cura Hidalgo de la raza buena, de los que quieren saber", escribió Martí en su célebre trabajo en La Edad de Oro, revista dedicada a los niños de América (1889).

Cuando sus fuerzas entraron triunfantes en Celaya, y al otro día juntó el Ayuntamiento, y lo hicieron general, empezó un pueblo a nacer, afirmó Martí.

Exaltó su grandeza junto a Simón Bolívar y José de San Martín -hombres sagrados, a su juicio-, en los que van miles de hombres, va un pueblo entero.

El joven Martí vio su genio mucho antes. En mayo de 1875 expresó en la Revista Universal, de México: "Hidalgo fue de esa familia de hombres que sacuden al aire una bandera, miran de frente al sol, y al sol arrancan luz para su gloria, y al aire arrancan el secreto de la independencia de un país".

En realidad así fue Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), quien llamó con la campana de Dolores a sus fieles la noche del 15 al 16 de septiembre de 1810 -fecha bicentenaria hoy-, y con Ignacio Allende y otros patriotas inició la larga lucha por la independencia de México.

Hidalgo nació el 8 de mayo de 1753, en la hacienda de Corralero (jurisdicción de Pénjamo, Guanajuato) donde su padre era administrador. Estudió en el Colegio de San Nicolás, en Valladolid; obtuvo el grado de bachiller en teología en la ciudad de México, en 1773, y se ordenó sacerdote en 1778.

Los realistas cebaron su odio en el alma y las carnes de Hidalgo. Fue excomulgado por el obispo de Michoacán Manuel Abad y Queipo y, antes de fusilarlo el 30 de julio de 1811, "le quitaron uno a uno, como para ofenderlo, los vestidos de sacerdote", como recordara Martí.

"Enterraron los cadáveres descabezados. Pero México es libre".

Su cuerpo fue decapitado y la cabeza colocada en una jaula de hierro para exhibirla en la Alhóndiga de Granaditas, de Guanajuato. Igual hicieron con la de Allende y otros patriotas.

Por la libertad de sus ideas la Inquisición le siguió un proceso de 1780 a 1800; por la misma razón se ensañaron al quitarle la vida.

La víspera tuvo lugar el proceso de degradación sacerdotal en una de las salas del hospital Real de Chihuahua; rasparon la piel de la cabeza, que había sido consagrada, como cristiano y sacerdote, con el santo crisma.

Le arrancaron la yema de los pulgares e índices de las manos que habían sido consagradas el día de la ordenación.

Según señalan los biógrafos, Hidalgo alcanzó una vasta ilustración, superior a la habitual en aquella época; sabía el francés, lo que era muy rarísimo entonces, y no había olvidado las ocupaciones agrícolas de la infancia.

El dominio del francés le permitió la lectura de los filósofos del siglo XVIII y obras de artes y de ciencias; por el conocimiento de lenguas aborígenes, pudo llegar al alma de sus indios.

En su Curato enseñaba cuanto podía ser útil a la comunidad y formó una banda de música.

Estableció talleres de artesanías y pequeñas industrias (alfarería, curtiduría, carpintería y herrería), también una fábrica de loza y una noria. Se ocupó del fomento de la cría del gusano de seda y de la abeja que da miel.

Generalísimo de la independencia mexicana, Padre de la Patria, Hidalgo ganó y perdió batallas; organizó el primer gobierno independiente. Fue hecho prisionero de los realistas, por una traición, el 21 de marzo de 1811, en las Norias de Baján.

Tuvo la gloria, además del grito independentista de Dolores, de dictar la abolición de la esclavitud, la derogación de los tributos pagados por las castas y las contribuciones de los indígenas.

Fundó también el Despertador Americano, primer periódico insurgente.

Por el sacrificio de Hidalgo, Allende y otros patriotas el pueblo mexicano alcanzó su independencia, hecho destacado por José

Martí en varias ocasiones.

En un discurso en 1891, en honor de México, Martí evocó la hazaña de Hidalgo y demás patriotas, y la crueldad de los verdugos:
"Era la hora del Sol, cuando clareaban por entre las moreras las chozas de adobe de la pobre indiada; Âíy nunca, aunque velado cien veces por la sangre, ha dejado desde entonces el sol de Hidalgo de lucir!"

"Colgaron en jaulas de hierro las cabezas de los héroes; mordieron los héroes el polvo, de un balazo en el corazón; pero el 16 de septiembre de cada año, a la hora de la madrugada, el Presidente de la República de México vitorea, ante el pueblo, la patria libre, ondeando la bandera de Dolores".lebantando la bandera de dolores

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