samedi 20 mars 2010
CHILE POST TERREMOTO
Los condoros de la Armada en Talcahuano
• Bomberos y pescadores acusan: apretaron cachete
POR CLAUDIO PIZARRO, DESDE TIERRA CHORERA • FOTOS: ALEJANDRO OLIVARES
Poco se ha hablado del histórico puerto de la octava región. Pero por estos días pasa de todo. Los marinos han encontrado minas en la playa, han aparecido personajes insólitos, como aquel que arrastraba un ataúd lleno de comida por las calles. O la historia de un ex marino que todas las noches pasa revista en las fogatas de los cerros y la de un poblador que faenó sus plantas de marihuana y se las regaló a sus amigos. Son historias mínimas. Algunas atroces. Pero lo más terrorífico fue enterarnos que la Armada, según pescadores y bomberos, fue alertada acerca de la posibilidad de un tsunami. Aseguran que arrancaron y no le avisaron a nadie.
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“¡¿Qué pasa con la weá, conchetumadre?! ¡Estamos solos aquí y nos vamos a morir! Da alguna información!”, gritó el capitán de la embarcación de madera Denisse Macarena, de apenas 15 metros de largo, a quien en ese momento lo escuchaba por radio desde la Gobernación Marítima de Talcahuano. Recién había sido el terremoto y el pequeño bote navegaba frente a Penco, con 25 mil kilos de carga, en las inmediaciones de la bahía de Concepción. Ramón Araya, contramaestre de la embarcación, recuerda que comenzaron a saltar y vieron “como se apagaban las luces por todos lados”.
-La mar era como si estuviera dura, saltábamos como 30 centímetros sobre el agua, pensábamos que se iba a quebrar el barco, nos afirmábamos de cualquier cosa. Minutos después la ciudad se empezó a iluminar por los incendios -recuerda.
Después del terremoto los pescadores cortaron la red y enfilaron la embarcación rumbo a Talcahuano. Cuando pasaron por el faro flotante Belén, se les paralizó la sangre.
-El faro tiene hacia abajo 22 metros de profundidad y en ese momento tenía apenas tres metros… La mar se estaba recogiendo y ellos (los marinos) seguían con la weá que no había tsunami -cuenta el contramaestre, que logró llegar con vida a su hogar, junto a otros siete compañeros, luego de 10 horas a la deriva esquivando containers.
El panorama en tierra después del terremoto era similar. Quienes se colgaron a la frecuencia 16, conocida como Banda Marina, coinciden en que la Gobernación Marítima contó con los antecedentes necesarios para alertar a la población y no lo hizo. Un ingeniero en transporte marítimo, funcionario del puerto de Talcahuano, acudió luego del terremoto a su oficina, sacó la radio y huyó con su familia a los cerros. Una vez a salvo, sintonizó la frecuencia naval y escuchó toda la información que se transmitía por la banda.
-Los marinos insistieron hasta última hora que no había tsunami y estaban en eso cuando un pesquero que estaba un par de millas más allá de la isla Quiriquina dio un informe sobre el alza de mareas. Los compadres le piden información de cuánto es el alza. Minutos después el mercante les dice que se trata de dos metros y fracción, casi tres. ¿Y viene con ola o sin ola?, preguntan los marinos y ellos responden que es un alza. OK, dicen los marinos -cuenta el funcionario portuario.
El ingeniero siguió escuchando desde los cerros cuando otra embarcación ingresó a la frecuencia. Se trataba de un lanchón menor que comentó a la gobernación que habían encallado cerca del muelle.
-De inmediato me ubiqué en el cerro y vi que la mar se había recogido. En ese momento empezaron a pitear los barcos. Entre el informe del barco que estaba en la Quiriquina y el aviso del lanchón, habrán pasado unos 45 minutos ¡Si tuvieron todo el tiempo del mundo los hueones! -alega.
Después de escuchar el último mensaje, el ingeniero respiró hondo y comentó: “aquí quedó la cagá”. “A partir de ese minuto la capitanía de puerto de Talcahuano cerró sus transmisiones, o sea, apretaron cachete”, concluye.
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